Cristina Bedmar
En aquests mesos de pandèmia de la Covid-19, on el confinament domiciliari d’entre el març i el juny ens han demostrat (encara més) la importància del dret a l’habitatge, han coincidit diverses notícies amb un punt en comú: l’enfortiment i ampliació dels preceptes que configuren el dret a l’habitatge a casa nostra.
Amb objectiu d’aprofundir en aquesta afirmació, La Realitat i la Revista Maig entrevistem al Rodrigo Martínez, un dels portaveus del Sindicat de Llogateres i Responsable de l’Àrea d’Habitatge de la Joventut Comunista de Catalunya.
Tal com comentàvem a l’entradeta, el confinament domiciliari dels primers mesos de la pandèmia ens van demostrar la importància del dret a l’habitatge, d’anar molt més enllà de tenir un sostre sobre el cap. Quins són els punts més importants que heu treballat des del Sindicat de Llogateres durant aquests mesos? Heu notat un canvi de prioritats en les demandes?
Creemos que la pandemia ha agravado una situación que ya era delicada. La situación con respecto a la vivienda ya era precaria antes, con números altísimos de desahucios y una burbuja especulativa de alquileres. La pandemia lamentable deja en evidencia cuán disfuncional es el mercado y el sistema para poder asegurar un derecho básico como la vivienda.
En la pandemia, en un principio centramos el discurso en torno a la huelga de alquileres. La idea era reconocer la extraordinaria situación en la que miles de familias se encontraban y que no les correspondía a ellos cargar con todo el peso de la crisis. La tarea en su momento fue la de poder ayudar a organizar y apoyar la creación de comités de huelga. Esto constituyó un enorme desafío en los primeros meses de la pandemia, y fue una gran experiencia de aprendizaje para la organización también.
Otra línea importante de trabajo fue la de la paralización de los desahucios. Entendemos que los desahucios en épocas de pandemia constituyen una doble vulneración de derechos: en primer lugar, el de la vivienda al expulsar a una familia del hogar; y en segundo lugar, el de la salud, dado que la falta de una vivienda estable aumenta considerablemente la exposición y el riesgo a la Covid19. Por ello una de nuestras prioridades fue la de presionar a nivel estatal la paralización de los desahucios. Tras meses de lucha intensa junto al movimiento por la vivienda, logramos que se apruebe un decreto que paraliza la mayoría de los desahucios de hogares en situación de vulnerabilidad durante el estado de alarma. Este es un respiro que puede parecer pequeño, pero que es muy importante para miles de personas que llevan meses padeciendo no solo el miedo al virus sino también a la pérdida del hogar.
En aquests mesos on l’habitatge ha estat al centre del debat, heu notat un augment en la participació en el Sindicat de Llogateres en particular i al moviment en defensa de l’habitatge en general? Per què creieu que és important l’organització en aquest front?
A raíz de la pandemia ha aumentado el interés por el tema de la vivienda, así como la gente que se acerca a la asamblea todos los viernes. Esto creemos que demuestra dos cosas, por un lado, el rol crucial que juega la vivienda para articular otros derechos, como el de la salud, educación y trabajo, y por otro la necesidad de cambios profundos en el modelo de vivienda, para que responda a las necesidades de la gente y no a intereses rentistas.
El trabajo en el Sindicato otorga una perspectiva más transversal tal vez que la que podemos encontrar en otras organizaciones. Creo que se encuentra íntimamente ligado con eso que se llama el derecho a la ciudad. Que no se acaba solo en un techo, sino en el derecho a poder vivir en a la ciudad de trabajar, de educarse, y de formar un proyecto de vida, individual y también colectivo. Esta es una de las motivaciones por las cuales personalmente milito en el Sindicato de Inquilinas, porque creo que constituye una estructura ideal desde la cual articular y potenciar el accionar con otras luchas.
En aquests mesos s’ha posat també al centre de debat la importància de legislar en matèria d’habitatge i l’enfortiment d’aquest dret; de fet, el Sindicat de Llogateres va ser el principal impulsor del decret de regulació de lloguers a Catalunya. Com vau viure el procés? Què va ser més important a l’hora de generar consens i guanyar l’hegemonia? Com es va aconseguir el suport de Junts Per Catalunya?
Este fue un proceso muy interesante que por suerte podemos contar como victoria, pero que en su momento también estuvo rodeado de muchas incertidumbres.
Desde el Sindicato trabajamos conjuntamente con la Generalitat, y en particular con el Departamento de Justicia, de cara a una regulación. Este proceso llevó más de un año, y lentamente fuimos acercando posiciones para encontrar una solución en común, que fuera un paso en la dirección de superar la crisis en la que nos encontrábamos. Con la pandemia, la necesidad de la regulación se hizo más evidente, y este fue el impulso que nos ayudó a embanderar a más de 4 mil organizaciones sociales y culturales, así como una mayoría parlamentaria. Creo que desde sectores que a priori se podían posicionar lejos de regular el mercado, se entendió que este era un movimiento que avanzaba independientemente de ellos, y al momento de la verdad, no iban a querer encontrarse del lado de quienes no apoyaron una medida que beneficiaría a municipios donde vive el 70% de la población catalana.
Este proceso deja muchas enseñanzas de cara al futuro. Creo que en parte demuestra la necesidad de un esfuerzo permanente desde las organizaciones para generar presión a los grupos parlamentarios. Las lógicas de la actividad parlamentaria pueden diferir en gran medida de las de una organización social, y esto puede convertirse en un importante obstáculo para alcanzar acuerdos. Creo que el Sindicato en este sentido logró tener la suficiente flexibilidad para poder adaptarse a ciertos ritmos y modos de trabajo que nos eran ajenos, sin dejar de lado nuestra toma de decisiones asamblearia, ni perder de vista el objetivo que teníamos que era el de alcanzar la regulación.
Estirant el fil de l’anterior pregunta, on creieu que residirà l’èxit d’aquesta llei? Què cal treballar a continuació per aprofundir en els objectius d’aquest decret?
Los desafíos con respecto a esta ley no acabaron con su aprobación. Si bien la regulación ya está vigente, es posible encontrarse con anuncios de pisos de alquiler que siguen sin cumplir con los topes máximos ni con brindar toda la información que deberían según la regulación. Los portales inmobiliarios grandes, que dominan una buena parte del mercado, son quienes más problemas presentan a la hora de cumplir con la reglamentación. Es entendible, son agentes que se han visto enormemente beneficiados con los aumentos de precios y alquileres en los últimos años a costa del esfuerzo de miles de familias inquilinas. Por ello también es que hemos impulsado una campaña de denuncia de anuncios irregulares, que implicará que estos grandes portales inmobiliarios puedan enfrentar enormes multas.
El éxito de este decreto radicará en que el movimiento de la vivienda tenga fuerza suficiente para seguir defendiéndolo de los ataques de grupos de poder y sus cómplices a nivel político partidario, porque la administración cumpla su rol vigilando por su aplicación y por su cumplimiento, y porque a nivel de la sociedad se siga entendiendo la necesidad.
Esta regulación es un primer paso, una cuña al mantra de que el mercado de la vivienda no se podía regular. Sin embargo, no podrá por sí solo solucionar la crisis en la que nos encontramos, tiene que ser acompañado de otras medidas, como la paralización de todos los desahucios, aumentar la inversión en vivienda, la expulsión de los fondos buitres del mercado del alquiler, entre otras.
El dret a l’habitatge ha estat protagonista també a escala estatal: des de l’impuls a la regulació dels lloguers al conjunt de l’Estat fins a l’aturada dels desnonaments en aquest context de crisi sanitària, econòmica i social, l’habitatge va arribar a posar en cert perill l’aprovació dels Pressupostos Generals de l’Estat per una esmena d’Unidas Podemos, EH Bildu i el Grup Republicà sobre, precisament, l’aturada dels desnonaments. Quines propostes legislatives esteu treballant al Congreso? Quina majoria parlamentària existeix al voltant de l’enfortiment del dret a l’habitatge?
El Sindicato tiene una estrategia muy clara definida en su plenaria de blindar la ley catalana de regulación. Por ello venimos impulsando un trabajo conjunto con otros sindicatos del estado para poder asegurar la regulación en Cataluña y expandirla también a otros territorios.
El congreso se encuentra actualmente en proceso de elaboración de una nueva ley de vivienda. Trabajaremos de cara a que esta ley proteja los avances en términos de vivienda que ya hemos conseguido en Cataluña, como es la regulación de alquileres, y avance en otras áreas que hacen tanta falta, como vivienda de protección pública, mayor presupuesto para vivienda, reconocimiento de las organizaciones inquilinas, movilización de vivienda vacía, entre otros.
Creemos que el consenso sobre la necesidad de tomar acciones valientes sobre la vivienda es cada vez mayor. La pandemia ha dejado claro el déficit habitacional que sufríamos, ahora es hora de cambiar esta realidad.
Fa unes setmanes vam viure la tràgica notícia de l’incendi d’una nau de Badalona que servia d’habitatge a més de cent persones d’extrema vulnerabilitat. Cap on creieu que ha d’avançar l’actuació de les institucions per evitar que centenars de persones hagin de malviure en infrahabitatge? Fins a quin punt creieu que el decret de regulació de lloguers a Catalunya servirà per lluitar contra aquest fenomen?
El trágico incendio de la nave de Badalona deja en claro un sistema que no funciona, y que excluye a miles de personas de poder acceder a una vivienda. Para poder acabar con estas situaciones es necesario que la vivienda sea concebida primero como un derecho antes que como una mercancía. Esto que puede sonar tan abstracto y como una declaración de intenciones, es posible bajarlo a tierra y pensar en cuestiones concretas. Permítanme un pequeño ejercicio de números: hoy en Cataluña hay suficientes pisos de uso turísticos (unos 87.000, en su mayoría vacíos por la pandemia) que podrían dar solución a: todas las familias desahuciadas desde 2015 (69.321) todas las ocupaciones de 2019 (6.668) y todas las personas sin techo de Barcelona (4.200).
Es decir, la solución está allí, movilizando la vivienda turística y redirigiéndola hacia el mercado residencial ya estaríamos dando un paso en la dirección correcta y sería un cambio enorme para miles de familias. Los recursos están, lo que falta ahora es conseguir la suficiente fuerza para torcer la voluntad política a nuestro favor.
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