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Redacció
En el Cafè Confinat de la Joventut Comunista, realitzat el passat 8 de maig, es va entrevistar a l’extinent Luís Gonzalo Segura. En el número d’aquesta setmana hem volgut recuperar alguns fragments. L’entrevista que llegiràs a continuació aporta dades i reflexions molt interessants per entendre el paper de l’exèrcit en la gestió de la pandèmia, i alguns dels problemas que existeixen en l’actualitat dins les forces armades.
Mucha gente se ha preguntado si realmente era necesario que el ejército interviniera en la gestión de la pandemia. ¿Qué ha aportado el ejército que no hayan aportado o pudieran haber aportado bomberos, los cuerpos policiales o hasta los servicios municipales de limpieza?
Ha habido una sobreexposición de las fuerzas armadas. Se ha pretendido crear una campaña para blanquear y justificar el gasto militar. De hecho, las dos primeras semanas del estado de alarma hemos visto a militares por todos los sitios. Por poner un ejemplo en los últimos días hemos visto que el metro de Nueva York se está desinfectando cada 24 horas y no lo están haciendo los militares. Es decir, no necesitábamos a militares para hacer actividades de emergencias.
Quizás esto también es una situación que viene heredada del pasado, porque incluso desde ámbitos de la izquierda hemos dado por bueno que los militares se dediquen a las tareas de emergencias. Hemos dado por bueno que exista la UME, que como mal menor, antes de que estén jugando con los juguetes de guerra que muchas veces ni funcionan ni valen para nada, estén apagando incendios. Esto es un error terrible. De hecho, las tasas de activación de la UME son bajísimas. El año pasado con 3.500 militares se activó en 60 ocasiones, mientras que los bomberos de Barcelona se activaron en 25.000 ocasiones. Creo que este dato es muy clarificador.
De la misma manera, se han visto imágenes de militares haciendo tareas que son propias de los servicios de limpieza…
Efectivamente, lo que se pretende es reforzar el discurso bélico de Pedro Sánchez, sabedor de que había cometido errores y que necesitaba de un periodo donde todos fuéramos acríticos, optó por un discurso bélico. Este discurso bélico, con los militares en las calles, tenía un gran encaje. Además, hacer que estos militares desempeñen estas funciones permite blanquear su imagen y conducirnos hacia un aumento presupuestario, que es lo que vamos a vivir y es lo que hemos vivido en los últimos tres años desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Hemos visto como el gasto militar iba augmentado en todos los países progresivamente, y como además nos ha abroncado a nosotros, para que gastáramos más de lo que ya estamos gastando.
Para que nos hagamos una idea de lo que podemos estar gastando, se está gastando como mínimo 20.000 millones de euros anuales en defensa, esto supone unos 400.000 millones de euros en lo que llevamos de siglo. Prácticamente la mitad del PIB de España. Además, con un agravante, podríamos tener un ejército más reducido, y la mayoría del armamento que se compra no es necesario. No es solo un gasto inútil, sino que en la mayoría de los casos el material no es necesario o es defectuoso. Como ejemplo, tenemos el famoso submarino que no flota por 4.000 millones de euros, tenemos unos aviones que no lanzan paracaidistas por 5.600 millones de euros, que además no son capaces de aerotransportar nuestros carros de combate, porque pesan más de lo que puede transportar, y aunque lo pudiera hacer, da exactamente igual porque no hay combustible. Se han tenido que meter 150 carros de combate en un almacén porque no tenemos dinero para el combustible.
Es el ejército de Gila. Además tenemos unos aviones de combate que son chulísimos para defendernos de unos aviones que nunca nos van a atacar, porque los conflictos internacionales a día de hoy son asimétricos, pero los tenemos en hangares porque no tenemos dinero para pagar el exceso fiscal que esto supondría. También tenemos en varios hangares helicópteros porque resulta que cuando los pidió el ejército de tierra los necesitaba de forma urgente, pero cuando llegaron no había personal capacitado para pilotarlos.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que el ejército que ha estado en las calles es un ejército ultraderechista, que no sabemos si en un tiempo va estar en la calle y va actuar contra nosotros.
Se ha presentado hace muy poco una Propuesta de Ley para acabar con la justicia militar. ¿Nos podrías explicar en qué consiste y porqué hay que eliminarla?
Es una propuesta histórica, quizás la más importante que se ha hecho, porque de salir adelante cambiaría las fuerzas armadas para siempre. La justicia militar es una justicia de amiguetes, de compañeros de trabajo, es una justicia que está en la base de la ocultación de una gran cantidad de crímenes, de acosos, abusos y actividades delictivas. Estamos hablando de homicidios negligentes, delitos económicos, por supuesto delitos sexuales, que describo en el libro La Guarida de la Bestia que trata sobre el acoso y las agresiones sexuales que sufren las mujeres en el ejército.
Es algo terrible. Ha habido violaciones, y una serie de episodios que han sido tapados por la justicia militar. Si la eliminamos una gran cantidad de males que existen no se habrán terminado, pero será una primera piedra para construir un ejército popular. ¿Porqué? Porque a partir de ese momento, cada vez que hubiese una agresión sexual, un delito económico, un homicidio negligente -es absolutamente terrible la cantidad de militares que mueren en las fuerzas armadas sin la necesidad de que eso suceda-, cada vez que eso ocurra y se juzgue en juzgados ordinarios será más fácil que sean condenados.
Esas condenas empezarán a terminar con la impunidad que existe en el ejército. Por poner un ejemplo, está el caso de un capitán condenado por 28 agresiones sexuales. Esto es un caso insólito, porque no se suele condenar. Los últimos 3 años se han producido 90 denuncias, y solo se ha producido una condena. Pues este capitán lo condenaron con 28 agresiones sexuales, cumplió la condena y siguió en las fuerzas armadas, como si no hubiera pasado nada.
En las fuerzas armadas, y esto lo registro en el Libro Negro del Ejército Español, hay más de 100 militares delincuentes condenados. Si tenemos en cuenta que la tasa de condenas es bajísima, podemos hacer una estimación de que en las fuerzas armadas debe haber más de 1.000 delincuentes. Estamos hablando de un ejército de delincuentes. Eliminar la justicia militar, restringirla a episodios muy específicos como una guerra, es un paso adelante muy importante para situarnos al nivel de Europa. En Europa no existe la justicia militar, y en aquellos países en los que existe no existe como en España. Ha llegado la hora de eliminar este anacronismo, este privilegio franquista, y espero que la propuesta prospere.
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